Me levanté en la sala con mocos negros y el velón azul desbordado. Ya era mas tarde de lo que suponía. El panita no llegó, el colchón que le arreglé estaba igualito como lo dejé. Él siguió de bonche una vez terminada la conferencia, yo cansado y con mucho que digerir volví a la casa. Entre sueño y desubique por haber despertado donde desperté, empecé a hacer mi mapita del día, y ya sentado visualizo mi desayuno. La claridad aún me acompaña, la bendición irradiante, la transmisión, todo aún está clarito…
D, aprende a aceptar las invitaciones. ¿Como piensas llegar desayunado a un desayuno? Tienes que dejar espacio para recibir. Tampoco tienes mucho tiempo para ponerte a preparar nada… en realidad, ni siquiera te va a dar tiempo a bañarte. Entonces miré el reloj y busqué atajos en el mapa; solo me tomé el jugo y arranqué, creo que ni seguro le puse a la puerta. No llevé mi bulto ni mi agua ni mi otro jugo ni na, los recipientes estaban sucios y fregar de veras que consume tiempo…
Caminando lo más rápido que podía, bajando Taylor veo la guagua pasar por Ashland rumbo al norte. Igual si me ponía a correr ya no la iba a alcanzar a esas alturas. Tonces seguí caminando rápido y al llegar a la esquina venía ya otra guagua. Que bien, aun otra razón para empezar el día bien. Sentado y con la cabeza en las nubes, mantuve los ojos abiertos viendo la vida detrás de las formas. Cuanta gente, cuantas rutinas, cuantas sonrisas y cuantos pensamientos. Llego y sigo el letrero y entro por la puerta trasera para encontrar sleeping bags en el piso, muchos bultos y maletas, colonias de seres enchufados a la red inalámbrica, y algunas personas en la cocina destapando recipientes y cortando pan y bagels. Saludos afectuosos y gente como con pantalla: “a este pana le pico de mal manera”, pensaban. “De pronto apareció y viene a todo y llega temprano y ofrece ayuda y ta como que en el medio demasiado”. Entonces me senté en el piso. Las sillas y muebles estaban todos ocupados y cubiertos en sabanas y almohadas. Las 10 ya eran y aun nada... me hubiese dado tiempo a réquete-preparar mis cosas antes de salir. Veo a Kshishak bajando las escaleras y le pregunto si todo bien para el viaje. Sonríe e intenta un saludo medio raro, apretón de manos, chocar los puños, queseyoqué vaina que ni entendí bien. Va y se ajusta un bagel en dos mordidas. Baja Renata y le pregunto a ella. Me dice que se quedan hasta mañana, que no piensan regresar hoy. Joder. Además me dice que hay cambio de planes, que todo el mundo se va directo desde el centro, o sea, que no me daría tiempo de ir a la casa antes de zarpar. Entonces veo que todos empiezan ya a desayunar y me pregunto si no harán alguna ceremonia antes de, o si no van a esperar a que baje Olé. Al fin agarro yo y busco algo para untarle a un bagel integral, queso crema con puerro encendío. Ubico sentarme en un futón medio tristón que de pronto se le cae una barandilla. Entonces baja Olé y todo el mundo se calla. Se sienta de lo más tranquilo y se desayuna también, sonriente, radiante. Yo pensando que iban a hacer alguna ceremonia o algo antes de comer, o al menos a decir algo… que va.
Entonces se dispersa el público y todo el mundo como que se alista para irse. Hacen un anuncio con el itinerario del viaje. Subimos todos. Me rebotan de una bola a la otra: mejor vete con fulano, él tiene 3 personas y así estas dos cabrían bien con mengano, ah no mejor vete con sut-tano, porque mengano esto y lo otro… kind of an awkward feeling … como de lambón yo ahí, el desayuno ese era solo para los Sangha de Chicago… tonces me quedo esperando afuera mientras se monta to el mundo y me dan ganas como de irme y barajarlo todo. Entonces aparece el panita que iba a dormir en casa y me ofrece bola.
Y así me monto en el carro y la carretera se extiende como un rollo de papel rodando hacia el Oeste-Noroeste. Y el pana detrás del guía habla de su vida en Hawai mientras intenta crecer una barba y tararea canciones nuevas de Nada Surf. Y seguimos rodando y llegamos a las afueras de la ciudad, y pienso en mi agua y mi jugo y en Robinson que casi no tiene agua tampoco, y en como en realidad no me preparé para el viaje, solo venía yo con El Motorista. Y el pana de al lado de quien maneja altera sus estados entre dormir y reír y remarcar algo acerca del paisaje. Y entonces les pregunto que si ellos vuelven el mismo día para Chicago, y me dicen a Chicago no vuelven, que de Madison siguen para Minneapolis. Y la chica de al lado mío habla entre sueños y dice palabras en Húngaro y sonríe y pelea caipoeira. Y entonces todos se ríen al ver mi cara de sorpresa y la chica despierta a reír también.
. D, aprende a fluir… ya verás como todo sale; suelta, suelta... Por primera vez desde el 9 de septiembre de 1999 (cuando me asimilé a la enfermedad) salí de la casa sin mi rollito de papel sanitario aplastado en el bolsillo trasero. Por primera vez desde el 27 de Febrero del 2002 (cuando empecé el tratamiento con mi doctora) salí de casa sin mis aguas y alimentos y sin idea de qué iba a comer durante los días siguientes. Y solo se me ocurre reírme también, y estarme tranquilo, y respirar, y pestañar, y mirar cada hoja en cada árbol del camino y observar como cada nube se extiende en todas direcciones sin perder su esencia. Ah, tampoco tenía ropa, ni desodorante, y por cierto, pensándolo bien, tampoco tenía dinero más allá de algunos $6 dólares y piquito en moneditas. Y se extinguen todos los edificios después de pasar O’Hare, y seguimos, y se acaban ya las líneas del metro que llegan a los suburbios, y ya no hay vuelta atrás…
Y pasamos lagos y campos de maíz y charcos de lodo y un ave que persigue su reflejo y luego asciende para volver a bajar y seguir sin poderle pasar. Y sonrío otra vez, ya no hay vuelta atrás.
Y llegamos a Madison, ciudad acogedora entre dos lagos grises y por primera vez en una semana veo al sol que se asoma entre nubes para pintar el agua de plata, y en el Centro están todos cocinando o limpiando o arreglando las áreas de dormir para el tro de gente que estaría llegando próximamente. Y los panitas que me dieron la bola al fin se iban a dormir después de haber amanecido la noche anterior… Y otra vez yo como sin sitio, sin conocer a nadie, y me pongo a ayudar en la cocina y a guardar vainas en la nevera y después no había más nada que hacer y me fui a caminar a la orilla del lago. El sol jugando entre las nubes, la brisa de lluvia mezclándose fácilmente con mis pensamientos, la costa cubierta de florecitas encendidas en amarillo, verde y morado, mi reflexión siempre cambiante y ahora mas redonda en la superficie del agua.
Y empezaron a llegar las demás caravanas y llegaron par de personas que conocía y la gente que me iban a dar la bola originalmente, y nos fuimos a caminar por el pueblo hasta llegar al Great Dane y ajustarnos tremendo almuerzo al estilo Wisconsin. Cuanto bulto le hacen aquí al queso frito. Y pasamos por el capitolio y el cielo gris otra vez se desplomó bañando todo el parque y cristalizando las pequeñas lomitas y subidas de tan linda ciudad. Y volvimos al Centro, y ya estaba todo repleto de gente, y me pongo a hablar de música con un tipo ahí medio gay que terminó sonriéndome mas de la cuenta, luego llegaron los alemanes - que risa con esos panitas, bajitos de estatura, con pantalones super anchos de mil bolsillos y t-shirts chiquiticos desbembados y canas o calvicie y sonriendo con la frescura de los quince años. Y luego aparece otro panita nativo de Madison medio artista-melancólico-frustrado que dejó los estudios para crecer mentalmente fuera de las estructuras académicas y buscar el significado de la vida y no sé que otra vaina más. Qué pena que no lo volví a ver pa pedirle el e-mail. Y entonces llegan Olé y su estudiante Carola, y me pongo ahí a cargar equipaje y demás. Y en una resolví presentarme yo mismo, al fin nadie ahí me conoce así tanto como para presentarme… Creo que ni me nombre se saben (tremenda reflexión para el resto de la vida!). Y hablé un poco con Carola y me dice que aunque no nos conocíamos formalmente ella sí que me había visto mientras dictaba parte de la conferencia la noche anterior. Yo le dije que pensaba que sólo era yo imaginándome cosas, pero no… durante la conferencia hicimos contacto varias veces, que bien. Y así supongo que Olé se habrá dado cuenta también, pues yo lo veía mientras hablaba haciendo contactos de luz individuales con cada una de las personas del público que estaban dispuestas. Y con una sonrisa Carola siguió caminando y ya todo el mundo se preparaba para la conferencia de esa noche. Y conocí gente nueva y por ahí fuimos cogiendo rumbo… Y ví a Juan (que no habla español a pesar de su nombre) y me ofrecí para ayudarlo con los platos y mixers y demás. Y llegamos al Orpheum y desmontamos todo y luego entré y me senté y ya salía
Olé, fresquesito, a sentarse en una silla al lado de su estatuilla del
16avo Karmapa y a empezar sus actividades de luz otra vez. Y esta vez comienza con los paralelismos entre los últimos avances en física quántica y las enseñanzas del Buddha, y con como de los 84,000 volúmenes de dos pulgadas de espesor que contienen sus enseñanzas, solo el 18% ha sido traducido a los lenguajes de occidente. Y en una empieza a hablar acerca de los estados que conducen a los sentimientos adversos, me estaca los ojos y le da con el orgullo. Lo mismo había hecho la noche anterior… y miro a la izquierda a través del mar de gente y veo a otra persona estacandome los ojos también. Me quedo mirándola y sonríe: Carola. sigh…
